La cerámica en la provincia de Almería

La tradición cerámica en la provincia de Almería se remonta a épocas muy remotas. Al haber estado habitada desde la prehistoria, el paso de la historia en una tierra como la almeriense podría esbozarse a través de los diversos testimonios cerámicos que en su discurrir dejaron las diferentes culturas que a lo largo de los siglos poblaron esta región meridional. 

Baste recordar las producciones calcolíticas de Los Millares, las sofisticadas formas argáricas o la excelencia de las piezas hispano-musulmanas, periodo sobre el que gravitará todo su esplendor cerámico. A su herencia, en gran medida, se debe el conocimiento de procesos y técnicas, la organización del trabajo, la significación y los usos de la alfarería tradicional. En la alfarería tradicional actual aún son patentes ciertos paralelismos con el pasado como la pervivencia de determinadas técnicas de vidriado, la vigencia de los tornos excavados en el suelo o el mantenimiento de los mismos hornos que se utilizaran hace ocho siglos. No obstante, la continuidad de esta industria artesanal se ha visto condicionada por la incidencia de diversos factores que han determinado y de hecho determinan su permanencia. 

Los fuertes cambios estructurales que sufre la vida agraria tradicional en la segunda mitad del siglo XX, motivados por la mecanización de las labores agrícolas, las mejoras en las infraestructuras de comunicación, la emigración del campo a la ciudad o la aparición de nuevos materiales condicionan la definitiva crisis en el sector del barro, forzando el cierre de gran número de alfares o la reconducción de su producción, avocada al sacrificio de la tradición en pos del comercio y el turismo. 

Una ruta por la alfarería de Almería

Sea como fuere la supervivencia de la alfarería almeriense se puede considerar un milagro. Aún cuando han sido muchos los centros productores desaparecidos como Abla, Berja, Illar, Serón, Huercal Overa, Benahadux y Tabernas. Perviven en diversas localidades de la provincia talleres alfareros que continúan trabajando las genuinas formas y el “vedrío” de antaño, logrando conciliar la producción de sus piezas más tradicionales -para agua y fuego fundamentalmente- con nuevas formas de carácter meramente decorativo y ornamental. Siguen emplazados aún en los mismos barrios y calles que los vieran nacer, por lo general en las afueras del núcleo urbano, aprovechando la cercanía de las barreras, canteras y ramblas de la zona que los proveían. Estos alfares han sabido mantener en gran medida sus técnicas y sistemas de producción tradicionales que, a diferencia de otras regiones, se caracterizan por una homogeneidad tan solo particularizada en las peculiaridades de cada taller. 

A pesar de que el número de alfares ha decrecido considerablemente y de que la actividad se encuentra en claro proceso de retroceso, aún encontramos manifestaciones en zonas como la de Albox, Sorbas, Níjar o Alhabia, que se mantienen en activo.

Cerámica en Albox

Hace tan sólo unas décadas, en Albox se contaban cerca de una treintena de alfareros que se repartían entre el Barrio Alto y La Loma. Esta localidad se encuentra inserta en un paisaje determinado por la escasez de agua, en el que contrastan las zonas regadas por las ramblas y los alrededores formados por cerros esparteros y áridos. Ha sido un próspero centro comercial de la comarca del Valle del Almanzora desde el siglo XIX. La tradición centenaria de su alfarería remonta tres siglos atrás la ascendencia familiar de los pocos artesanos que aún siguen trabajando el barro. 

La pasta utilizada para el modelado y acabado de las piezas, al igual que en el resto de localidades, se obtenía de la mezcla de dos tierras de la zona: una clara, plástica, pero de poca consistencia y otra roja, ferruginosa, más resistente. 

Cerámica en Sorbas

En Sorbas, uno de los centros con mayor arraigo, se calculaban alrededor de veinte hornos árabes y cincuenta obradores que trabajaban en el Barrio de las Cantarerías, hoy de Las Alfarerías. 

Esta localidad está situada al este de la provincia, sobre un meandro encajado del río Aguas, al que se asoman sus casas colgantes. Sorbas en árabe significa “olla de arena”, topónimo que posiblemente hace alusión a un tipo de vasijas de arcilla cuya tradición ha perdurado hasta la actualidad. Siempre vinculada a su riqueza minera, su dilatada tradición alfarera todavía se evidencia en el barrio de Las Alfarerías. Situado en la parte baja del pueblo donde la cercanía del agua y de las canteras de tierra posibilitó su asentamiento.

Cerámica en Níjar

El municipio de Níjar, el cuarto más grande de España, se extiende desde el Cabo de Gata hasta la Sierra Alhamilla. Al pie de sus estribaciones, la villa nijareña, uno de los centros alfareros andaluces más notables, conforma un conjunto urbano determinado por la estructura de origen árabe que aún conserva, a lo largo del cual se enclavan la mayoría de sus obradores que sobrepasaban la veintena.

Caracterizada por la producción de piezas tan representativas como los cántaros, silbatos o arcaduces de noria, el vidriado de sus piezas es quizás uno de los más distintivos de la provincia. Engobados con blanco de caolín antes de ser barnizadas, la decoración de los cacharros es, por lo general, realizada por mujeres, siendo los motivos más frecuentes las figuraciones vegetales o “ramas” y los motivos chinescos, aplicados en forma de chorreras, al igual que la presencia de relieves (LUQUE & COBOS, 197). 

Actualmente muchos artistas y creadores se sienten atraídos por nuestra tierra llena y deciden instalarse e inspirarse como es el caso de Elizabeth Monti. Su cerámica es muy innovadora y siempre relacionada con el mar. Los colores vivos la caracterízan y su forma de de representar el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar y otras maravillas de Almería es único. Sus tazas inspiradas en la Geoda de Pulpí y sus platos inspirados en los colores del Parque la hacen diferente.

Cerámica en Alhabia

En Alhabia, en el Barrio de las Alfarerías, se mantenían en activo también más de veinte centros de alfarería.

Alhabia se forma entre dos aguas. En la zona de confluencia del río Nacimiento con el Andarax.  Este municipio, perteneciente a la comarca del Valle Medio del Andarax, ha gozado históricamente de una situación privilegiada. Las mismas tierras arcillosas que definieran a esta alquería de origen musulmán, cuya alfarería ya atrajera a numerosos comerciantes de toda la comarca, adolecen la práctica ausencia de una actividad que, en la mayoría de los casos, tan sólo produce por temporadas. 

Los hornos morunos, enclavados en el hoy casi desaparecido Barrio de las Alfarerías tenían forma troncopiramidal y la particularidad de estar excavados en el cerro. Se dividían en dos zonas: la caldera, conformada por arcos de medio punto equidistantes y paralelos entre sí, y la cámara, rematada por una bóveda de medio cañón comunicada al exterior por las brameras. Las brameras eran unas aberturas utilizadas para regular el proceso de cocción. Realizado sin más medidas de control que el “ojo” echado al color del fuego a fin de conseguir una temperatura constante (900ºC). En un proceso de aproximadamente seis horas, cántaros, macetas, lebrillos, tinajas, fuentes y orzas eran cocidas al mismo tiempo en cada hornada. Para evitar que se adhirieran unas a otras en el interior abarrotado, se colocaban entre cada dos piezas unos soportes denominados trébedes que dejaban una triple muesca, delatora de la autenticidad de una cerámica ejecutada con la técnica más antigua heredada de los árabes. 

Cerámica en Carboneras

En la actualidad en Carboneras se desarrolla artesanía relacionada con el barro y la cerámica de dos formas muy diferentes: El estudio de Vidal Hurtado y el centro de producción de Ánforas de Mar.

Vidal Hurtado es un ceramista nacido en Pamplona y afincado en Carboneras desde hace más de 30 años. Ha creado un estilo propio que con el que identifica las localidades del Parque Natural Cabo de Gata y el Levante Almeriense, en especial Carboneras. Un referente en el diseño de murales y alta decoración con un estilo vanguardista y con mucha personalidad. Tiene su centro de trabajo en El Llano de Don Antonio, una barriada del municipio de Carboneras. recorriendo Carboneras puedes ver su «toque» en muchos edificios y plazas del municipio.

Ánforas de Mar es una empresa que lleva más de veinte años llevando el Carboneras por todo el mundo. Realizan réplicas en barro de ánforas, vasijas y bustos de la época fenicia, romana y griega y las introducen bajo el mar durante un periodo mínimo de cinco años para que envejezcan y obtengan un aspecto como si hubieran sido rescatadas de un naufragio. Una empresa innovadora y respetuosa con el medio ambiente. Sus piezas han dado la vuelta al mundo y están expuestas en sitios tan emblemáticos como el Museo Oceanográfico de Mónaco.

Las piezas de Ánforas de Mar han sido distinguidas con el Premio Nacional de Artesanía en 2009. En Carboneras existe una exposición permanente de estas piezas tan exclusivas.

 

 

 

 

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Tampoco dejes de visitar el Museo Arqueológico de Almería, donde descubrirás muchos secretos del origen de nuestra cultura.

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